Una playa amplia, abierta, despejada, infinita pero viva… caballos, perros, ciclistas, surferos, y por supuesto, gaviotas, cormoranes, piqueros y pelicanos… un viento muy suave, soplando de norte, rolando hacia el este, dejando al piloto volar hacia el inmenso y frio océano Pacifico. Una tarde larga, de finales del invierno austral. Cuatro horas de vuelo con la Nirvana WW resumidas en ocho minutos en los que se ve bajar el sol en la bahía de Coquimbo (Chile), con la Serena a la espalda. Una tarde practicando algunos trucos, dejando que la cometa se deslice, patine de lado, remonte con pereza… una tarde para el recuerdo.